(C) Global Voices This story was originally published by Global Voices and is unaltered. . . . . . . . . . . Dinero de los árboles: ¿Qué hay de los indígenas de Guyana y sus derechos? ¿Los beneficia el comercio del carbono? [1] ['Guest Contributor'] Date: 2024-06-04 Por Neil Marks Este artículo se publicó originalmente NewsRoom y recientemente ganó el premio al mejor artículo sobre la justicia climática en la edición inaugural de los Premios de Periodismo Climático del Caribe. Publicamos una versión editada de la historia con autorización. Tras varios años de campaña de Guyana y otras naciones con abundantes bosques, por fin existe un mecanismo para valorar el dióxido de carbono almacenado en los árboles, a fin de pagarle a los países que han mantenido sus bosques en buen estado. Guyana es el primer país beneficiario y recibirá cientos de millones de dólares. Sin embargo, algunos representantes de los pueblos indígenas de Guyana afirman que no se han respetado los derechos territoriales de estos pueblos, que han vivido en los bosques y los han protegido durante generaciones. Afirman que se ha violado su derecho al consentimiento libre, previo e informado, es decir, que no han tenido la oportunidad de decidir si lo aceptaban o no. “El Gobierno de Guyana dijo numerosas veces en las conversaciones mundiales sobre el clima que Guyana tiene mucha cobertura forestal y baja deforestación. Lo que no han dicho al mundo es por qué. Estos bosques existen gracias a los pueblos indígenas que viven allí y que los protegen”, declaró Laura George, de la Asociación de Pueblos Amerindios (APA), en un foro celebrado en la Universidad de Nueva York. Afirma que los pueblos indígenas quieren tener mayor participación en lo que pasa con el bosque y en la toma de decisiones, pero Derrick John, jefe máximo de las comunidades amerindias de Guyana, dijo que los pueblos indígenas ya se han expresado. Acusa a APA de promover una falsa postura y dice que son pocas las voces discordantes. Los bosques de Guyana La superficie total de Guyana es de 21 millones de hectáreas (alrededor de 51 892 130 acres), de las que el 85%, cerca de 18 millones de hectáreas (unos 44 478 969 acres), están cubiertas por árboles de distintos tipos. Estos almacenan 19,6 gigatoneladas de dióxido de carbono, gas que atrapa el calor. El dióxido de carbono y otros gases nocivos están provocando que la temperatura de la Tierra aumente, lo que lleva al cambio climático y a fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, incendios forestales y huracanes de mayor frecuencia e intensidad. Guyana ha evitado la talar árboles para despejar terrenos para grandes proyectos agrícolas y mineros, como han hecho otros países para ganar dinero con proyectos de desarrollo nacional. A cambio, el país ha sostenido que debe haber un beneficio, que debe ganar, por mantener los bosques de pie. En las últimas décadas se han realizado esfuerzos a escala mundial para preservar la selva tropical y así dar financiación a los países que lo han conseguido, con el fin de incentivarlos a que sigan aplicando prácticas forestales sostenibles. Esta iniciativa ha dado lugar al programa de ART TREES. ¿Cómo funciona? La campaña que está destinada a pagarles a los países que evitan la deforestación, llevada a cabo principalmente a través de la Convención Marco de Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático (CMNUCC), mediante un mecanismo llamado REDD+, que significa Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal. Es decir, salvar los árboles y evitar que todo el carbono llegue a la atmósfera, como ocurriría si se talaran los árboles. El «+» se refiere a todas las demás actividades que contribuyen a proteger el clima, como planes de gestión que garanticen que los bosques se utilicen de forma sostenible, lo que nos lleva a ART TREES. ART significa Arquitectura para las Transacciones REDD+, programa independiente guiado por todas las iniciativas hechas a lo largo de los años, incluidas las de la CMNUCC, para compensar a los países que han evitado la deforestación. ART mide, supervisa y verifica las reservas de carbono en Guyana a través de TREES, que significa The REDD+ Environmental Excellence Standard. herramienta de medición utilizada para decidir sobre la integridad y calidad del carbono de Guyana. Una vez que ART TREES verifica cuántos árboles tiene un país y la cantidad de carbono que almacenan, se certifica y el país recibe los «créditos de carbono». Dicho crédito equivale a una tonelada de dióxido de carbono. «El concepto era encontrar una forma de valorar lo que antes no se apreciaba, es decir, la función de almacenamiento de dióxido de carbono de los árboles», explica Pradeepa Bholanath, economista especializado en el clima. «Establecer ese hecho requería un sistema de certificación, y una norma internacional que dijera: ‘Si tienes esta cantidad de carbono; si tus árboles han demostrado potencial para almacenar carbono’, contribuye a la solución global para la acción climática». A fines de 2022, después de varios años de análisis y seguimiento, Guyana se convirtió en el primer país al que ART TREES concedió créditos de carbono. ¿El importe? Son 33,4 millones de dólares para el periodo transcurrido entre 2016 y 2020. Después, dichos créditos se inscriben en el registro de ART TREES para que las empresas puedan conocer su disponibilidad. Guyana hizo una convocatoria pública de proyectos en el que se invitaba a las empresas a comprar esos créditos. La petrolera estadounidense HESS decidió presentar una propuesta y compró un tercio de los créditos emitidos a Guyana, por lo que para determinar el valor de un crédito hay que llegar a un acuerdo entre comprador y vendedor. Pese a que hasta ahora no se han emitido créditos más allá de 2020, el sistema de verificación para validar está en proceso y es muy probable que Guyana reciba créditos para años posteriores. No obstante, HESS ha decidido comprar hasta 2023 ya que, tras negociar con el Gobierno, ha pagado 750 millones de dólares por este derecho. ¿Por qué paga HESS a Guyana por conservar los árboles? La situación se remota a las iniciativas mundiales contra el cambio climático, que se iniciaron con el compromiso asumido por los líderes mundiales en Kioto (Japón) en 1997. Con la guía de quienes estudian el clima y sus constantes cambios, los líderes mundiales acordaron limitar las emisiones de dióxido de carbono y aminorar el ritmo del calentamiento global. Esto condujo al desarrollo de mercados de compra y venta de carbono, una forma de que los grandes contaminadores pudieran compensar sus emisiones de carbono y para que los países ganaran dinero si mantienen sus árboles. Los países de la Unión Europea forman parte del llamado mercado de «cumplimiento», sistema por el que los países indican a sus empresas cuánto carbono pueden emitir en su funcionamiento. Si superan el límite, deben comprar créditos de carbono, que actúan a modo de un permiso que les permite emitir más de lo debido. El objetivo es presionar a las empresas para que encuentren mejores formas de realizar sus operaciones, de modo que se mantengan dentro del límite establecido o paguen un alto precio si se exceden. Por otra parte, está el mercado «voluntario». En este sistema, las empresas no están obligadas a comprar créditos; lo hacen por voluntad propia, ya sea para quedar bien ante la opinión pública o como parte de su responsabilidad social corporativa, lo que demuestra que son consientes del impacto que sus operaciones tienen en el ambiente. Hess decidió voluntariamente pagar a Guyana por conservar sus árboles. ¿Qué hace Guyana con el dinero ganado? Los fondos están destinados a proyectos de desarrollo nacional que se ajustan a la Estrategia de Desarrollo Bajo en Carbono (LCDS) del Gobierno, plan con el que el país pretende impulsar el desarrollo nacional y mantener su reputación de tener una tasa de deforestación muy baja. Se determinó que el 15% de los pagos por emisiones de carbono se destinaría a las comunidades indígenas. Guyana tiene nueve naciones indígenas, que representan alrededor del 10% de la población del país. Algunos grupos indígenas, como APA, no aprueban el comercio de carbono porque sostienen que no se informó debidamente a las comunidades con las que trabajan. Según George, “Estas tierras son de pueblos indígenas» y no se dio el consentimiento para decir que «estamos interesados en el comercio de carbono, por lo que estamos de acuerdo con el 15%». Immaculata Casimero, nativa del pueblo wapichan, agregó que su pueblo tiene «miedo de que se restrinja el uso de sus tierras a causa del acuerdo de comercio de carbono. «Dependemos de la tierra para vivir», explicó. «Cuando no tenemos dinero en el bolsillo, vamos allí a pescar, a cazar y a cosechar, por lo que tememos que haya restricciones; que se establezcan normas y directrices que digan cómo debemos utilizar nuestros bosques». Los jefes de las aldeas no están de acuerdo El Consejo Nacional de Toshaos, compuesto por todos los jefes de aldea del país, se reúnen todos los años en una conferencia nacional. Ha expresado su apoyo al comercio de carbono y no ven ningún perjuicio para los pueblos o territorios indígenas. Su apoyo a la LCDS y al comercio de carbono se detalla en una resolución que adoptaron en julio de 2022. Derrick John, presidente del Consejo, dice que se guía por lo que quiere la mayoría de las personas en las aldeas. Rechaza la preocupación de que el trabajo realizado en las comunidades no haya cumplido los criterios de consulta y consentimiento libre, previo e informado de las comunidades indígenas, e insiste en que hubo «mucha lluvia de ideas» y «reuniones generales», de las que los aldeanos seleccionaron un comité directivo para recopilar las propuestas y presentarlas al Gobierno para financiación. Los proyectos son diversos, pero la mayoría tratan de explotaciones forestales sostenibles, seguridad alimentaria y actividades generadoras de ingresos, como el ecoturismo. «Uno de los conceptos de la LCDS y los derechos de emisión de carbono consiste en preservar nuestros bosques», asegura John. «Apoyará nuestro modo de vida y el papel que hemos tenido en nuestros bosques». Hasta septiembre se habían abonado 2900 millones de dólares guyaneses (unos 13.89 millones de dólares estadounidenses) a 225 comunidades indígenas; aún quedan 17 comunidades que deben recibir los pagos. Casimero vive en Aishalton, aldea amerindia en la sabana de Rupununi, al sur de Guyana. Los aldeanos han tomado diversas decisiones para apoyar el crecimiento y el desarrollo de su comunidad, como prestar apoyo a los agricultores, construir una cocina en el pueblo, ayudar a las mujeres en la producción de pollos para consumo humano, adquirir un tractor-remolque, además de renovar y ampliar la cocina de la escuela primaria de la zona. John sostiene que Casimero y la APA no hablan en nombre de los 242 pueblos que han respaldado el comercio de carbono. Ninguna comunidad ha rechazado el acuerdo. «Aunque no comparta sus esfuerzos y objetivos, apoyo su derecho a exponer su postura donde y cuando quieran. Sin embargo, no respaldo sus iniciativas de afirmar que hablan en nombre de los pueblos indígenas, y es importante que se rechacen sus intentos de hablar por los pueblos indígenas», dijo John en una carta a la Universidad de Nueva York. «Las 242 aldeas de Guyana han elaborado un proyectos locales y han optado por participar en el programa de créditos de carbono (en todos los casos, la propuesta obtuvo el apoyo de más de dos tercios de los asistentes). Están invirtiendo este dinero en las prioridades elegidas por las propias comunidades», añadió John. No hay ninguna estipulación de que un pueblo deba tener títulos de propiedad para recibir pagos, por lo que se respetaron las tierras habituales. Además, no hubo distinción si las comunidades de una región concreta debían o no recibir financiación, por lo que es indiferente que la gente viva en bosques, humedales o sabanas, incluso en los alrededores para el reparto de beneficios. El proyecto no implica cambios en la forma en que los pueblos indígenas utilizan la tierra ni tampoco impone restricciones. Desde el punto de vista de Derrick John, el dinero obtenido con la venta de carbono se destina a dar recursos a las comunidades indígenas: «Nos da un apoyo adicional, con el que podemos seguir haciendo el trabajo de nuestros antepasados en épocas pasadas». [END] --- [1] Url: https://es.globalvoices.org/2024/06/04/dinero-de-los-arboles-que-hay-de-los-indigenas-de-guyana-y-sus-derechos-los-beneficia-el-comercio-del-carbono/ Published and (C) by Global Voices Content appears here under this condition or license: https://globalvoices.org/about/global-voices-attribution-policy/. via Magical.Fish Gopher News Feeds: gopher://magical.fish/1/feeds/news/globalvoices/