(C) OpenDemocracy This story was originally published by OpenDemocracy and is unaltered. . . . . . . . . . . "No pude conseguir una cuenta bancaria": vida y trabajo para los emigrantes en Brasil [1] [] Date: 2024-02 El Documento de Registro Migratorio Provisional, comúnmente conocido como "Protocolo de Refugiado" o simplemente "el protocolo", se expide a las personas que están a la espera de una decisión sobre su solicitud de asilo por parte del Comité Nacional para los Refugiados (CONARE). El protocolo es un documento de identidad oficial que permite a los solicitantes de asilo acceder al trabajo, la sanidad y diversos sistemas oficiales. Sin embargo, incluso con un protocolo válido, muchos inmigrantes y solicitantes de asilo en Brasil tienen dificultades para acceder a los mercados formales de trabajo y educación. La falta de concienciación pública hace que muchos empleadores e instituciones no acepten el protocolo como documentación suficiente. Y aunque ahora el protocolo es un documento de identidad de plástico, muchos solicitantes de asilo siguen llevando versiones antiguas que simplemente estaban impresas en una hoja de papel DIN-A4. Esto genera aún más desconfianza en la validez del documento. Estas dificultades hacen que los solicitantes de asilo dependan con frecuencia de otros para abrir una cuenta bancaria, alquilar una casa o encontrar trabajo. Incluso pueden obligarles a trabajar en condiciones irregulares y de explotación. Ni siquiera puedo abrir una cuenta bancaria "En todos los bancos se negaban a abrirme una cuenta. Les daba mi protocolo, me miraban y me decían: 'aquí no se puede abrir una cuenta con este papel'. Eso es falso, porque tenemos derecho a abrir una cuenta bancaria. Al final conseguí abrir una cuenta digital, pero entonces me enviaron un mensaje pidiéndome una foto de mi documento. Envié una foto del protocolo y me dijeron que no podían identificar ese tipo de documento. Unos días después me devolvieron el dinero y cerraron mi cuenta. Al final tuve que enviar mi dinero a la cuenta de mi tía". Me dijeron: “esto no es un documento” "A mí también me costó abrir una cuenta. Fui a un banco del centro de la ciudad con mi protocolo y dije que quería abrir una cuenta. El empleado miró mi protocolo y se dio la vuelta. Me quedé mirándole. Me quedé casi cinco minutos esperando una respuesta. Al final me dijo: 'No abrimos cuentas con eso. Esto no es un documento'. Fue humillante. Me fui a otra sucursal. Esta vez me pidieron un justificante de domicilio: una factura a mi nombre, que no tenía. Finalmente llevé mi contrato de vivienda al registro civil para que autentificaran oficialmente el documento. Llevé al banco este contrato autentificado, mi pasaporte, mi protocolo y al propietario de la casa. Finalmente aceptaron abrirme una cuenta, pero fue una batalla". Nadie me contrataría "Si dijera que he encontrado trabajo gracias al protocolo o a mis documentos, mentiría. Nadie me contrataría con el protocolo. Conseguí mi trabajo porque una persona de mi país tiene un negocio aquí, y su mujer es amiga mía. Ella me recomendó a él. No hay manera de conseguir trabajo con el protocolo. Ni siquiera pude conseguir un trabajo de limpiadora aquí". No puedo trabajar en otro sitio "Busqué trabajo durante mucho tiempo, pero no lo conseguí. Simplemente no aceptan el protocolo. Mi única alternativa era trabajar con mi tía en su peluquería. Me invitó a formarme y a trabajar allí. Sigo trabajando de peluquera porque no encontré oportunidades de trabajar en otros sitios. No se me abrieron las puertas, así que me quedé trabajando en la peluquería". Nunca tuve un trabajo formal "Con el protocolo nunca tuve trabajo formal, pero trabajé informalmente como limpiadora durante cinco años. Hacíamos turnos de 12 horas, por unos 40 reales (unos 7,5 dólares) por turno. No podía pagar el alquiler. La dueña del local de limpieza también tenía un negocio de venta de coches, así que le pregunté si tenía un trabajo para mí. Y también me dio trabajo en su negocio, pero lo cerraron en 2017. Seguía sin encontrar ningún trabajo formal, así que empecé a cortar el pelo en casa y a vender comida, que cocinada en mi cocina. Hoy sigo haciendo estos trabajos informales". Los propietarios se aprovechan de nuestra situación "Si dependiéramos sólo del protocolo, no creo que nadie conseguiría una casa aquí. Yo pude alquilar la mía gracias a una recomendación. Siempre busco una casa donde hayan vivido antes otros africanos o refugiados, porque así puedes conocer al casero a través de ellos. Me da mucho miedo mudarme, porque no sabes si vas a encontrar otro sitio. Y los caseros se aprovechan de nuestra situación, porque saben que somos extranjeros. Por ejemplo, si tengo visitas en casa, me suben el alquiler de ese mes. Es una locura. No puedo traer a alguien a mi casa, ¡cuando la he alquilado yo!". Para acompañar esta serie, Missão Paz también ha elaborado una guía de apoyo jurídico para inmigrantes en Brasil. En ella se ofrecen consejos útiles sobre diversos temas -desde los derechos y la situación migratoria hasta cómo hacer frente a la xenofobia, el racismo y los delitos motivados por el odio-, así como datos de contacto de los servicios de apoyo a los inmigrantes en el país. [END] --- [1] Url: https://www.opendemocracy.net/es/beyond-trafficking-and-slavery-es/vida-como-mingrante-en-brasil-4/ Published and (C) by OpenDemocracy Content appears here under this condition or license: Creative Commons CC BY-ND 4.0. via Magical.Fish Gopher News Feeds: gopher://magical.fish/1/feeds/news/opendemocracy/