Hace ahora poco más de diez años me busqué una vía para mantener viva la sensación de que se puede ver el mundo de otra forma y para que mis asombros particulares no se perdieran bajo el rodillo del día a día. Y resultó que había otra gente que compartía la necesidad de asombrarse. Lo que tienes entre tus manos es en buena parte el resultado de aquella obsesión y de aquel sentimiento colectivo. Aunque pueda engañar por el título, éste no es un libro sobre Física y supernovas, sino sobre esa sensación que se tiene cuando se entiende que el mundo es mucho más raro y fascinante de lo que pensamos. Cuando recordamos que pueden suceder las cosas más rocambolescas e inimaginables a nuestro alrededor, con tramas que superan la mejor ficción literaria.
El libro coincide con el décimo aniversario de Fogonazos.es, pero no es una mera recopilación de los mejores artículos publicados allí (se han quedado decenas de asombros en el tintero), sino de aquellas historias en las que he trabajado estos años y que más encajaban con esta idea. Los artículos de este libro se publicaron en los distintos medios por los que he ido pasando y a los que agradezco la generosidad de permitirme reproducirlos - desde lainformacion.com a Libro de Notas o las revistas Quo y Jot Down. Mientras los seleccionaba, curiosamente, me di cuenta de que casi todos están llenos de fogonazos literales – rayos láser, lucecitas, hongos nucleares y tipos que caminan sobre chisporroteantes líneas eléctricas-, como si tuviera alguna fijación enfermiza con los chispazos y colorines. También giran casi todos en torno a lo que pasa dentro de nuestra cabeza, y alrededor de una época, los años en los que los humanos estábamos al borde de reventar el planeta e irnos a vivir a otro lugar del sistema solar, cuando el espejismo lisérgico hacía que casi todos los sueños parecieran alcanzables.
Mi intención es que el lector – los fieles al blog que tengan ganas de recordar viejas historias, y los que se acerquen a ellas por primera vez – llegue a la última página con la impresión de que la ciencia es apasionante, que está todo por descubrir y que el mundo es jodidamente extraño. Con ese estado de ánimo es con el que me gusta leer y es también con el que intento escribir lo que escribo. Si coincide que también les emociona, espero que pasen un buen rato.
A.M.R.