El sueño es más poderoso que las bombas. En su relato de la invasión nazi de la Unión Soviética, Vasili Grossman describe a los soldados durmiendo en el fragor de la batalla. “Se arrojan en la nieve y se quedan dormidos”, escribe. Algunos están tan cansados, que no se despiertan ni “cuando los alemanes les pinchan con sus bayonetas”.
El cansancio hace que los hombres prefieran dormir durante los bombardeos antes que en el aterrador silencio de la noche. “He visto un artillero dormido a dos pasos de un cañón disparando”, asegura. “Pisé a un soldado dormido y no se despertó”.
Científicos de la Universidad de Pensilvania acaban de comprobar lo que muchos ya sospechábamos, que el cerebro se enciende y se apaga como un árbol de navidad cuando hay falta de sueño. Al cabo de 24 horas sin descansar, una persona es capaz de dormir en el mismísimo infierno.
Atrapados entre los escombros de un terremoto, o flotando a la deriva sobre una balsa de náufrago, el cerebro de los hombres encuentra siempre un instante para desconectar y trasladarse a un lugar lejano, donde se encuentra a salvo. ”Cuanto más horribles eran las condiciones en que dormíamos”, escribe Apsley Cherry-Garrard en su mítico libro “El peor viaje del mundo”, “más tranquilizadores y maravillosos eran los sueños que nos visitaban”. “Algunos dormimos en medio de un infierno de oscuridad, sin la menor posibilidad de volver a ver a nuestros amigos y sin comida que llevarnos a la boca”. Sin embargo, asegura, “no sólo dormimos profundamente la mayor parte de aquellos días y noches, sino que lo hicimos con una especie de placentera insensibilidad”.
En medio del horror antártico, con temperaturas inferiores a los -30º C, los hombres de Scott se refugiaban en sus sacos calados por la nieve y veían en el sueño una especie de salvación momentánea. “Queríamos algo dulce para comer”, asegura, “preferiblemente melocotón en almíbar. Pues bien, ésa es la clase de sueño que la Antártida le ofrece a uno en el peor de los casos”. “Si realmente ocurre lo peor”, concluía, “y la Muerte se le aparece a uno en la nieve, vendrá disfrazada de Sueño, y uno la recibirá como a un buen amigo más que como a un terrible enemigo”.
Publicado el 23 de mayo de 2008 en la Guía para perplejos (Libro de notas)