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## CLAVES ##
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Al igual que mucha gente, tengo una agenda. 
Se trata de un sencillo cuaderno de 30 hojas, con índice de la A a la Z. 
De un lado de la hoja, lo uso de agenda de contactos. Lo usual; nombre, dirección, teléfono, email. 
Del otro lado de la hoja, lo uso de repositorio de contraseñas; nombre del sitio, mail de registro, usuario, password. 
Lógicamente, llevo el cuadernito a todos lados, porque nunca sé cuándo voy a necesitar acceso a un correo, sitio web o mi usuario en algún servicio. 

Ahora la cuestión es: ¿Conviene pasar estos datos a digital? ¿Con qué fin? Y si es que sí, entonces ¿En qué formato? ¿Cómo hago para que mis claves de acceso estén seguras y disponibles todo el tiempo?
Hay más preguntas y algunas respuestas conducen a nuevos cuestionamientos.
Si continúo abrazado a mi decimonónico cuadernito, es porque aún no encontré una solución satisfactoria a estas dudas.
Como suelo hacer en estos casos, voy a debatir conmigo mismo sobre los pros y las contras de los métodos que conozco. 
Puede usted entretenerse en el soliloquio o saltar mis cavilaciones bizantinas y dejar su comentario en el correo al pie de esta nota.

¿Debería dejar de usar un cuaderno?

Seguridad:
Reconozco que puede ser más seguro un software que mantenga mis datos encriptados que un cuaderno donde por más que escriba medio en código para que solo yo lo entienda, puede ser perdido, robado y todas las cosas que le suceden a un objeto librado al azar de la vida y la intemperie. 
Sin embargo, un archivo digital también puede perderse, ser borrado, robado y quedar librado al azar de la vida y la intemprerie digitales -y a como venimos ultimamente, hay más robots revisando la basura virtual para ver si encuentran datos para vender publicidad que personas con interés en un cuaderno de índice-. 
Ni hablar de tenerlo en el móvil. El teléfono es uno de los elementos más robados en los últimos 10 años.
Tampoco soy tan importante como para que alguien quiera robarme mi cuaderno y leer mis anotaciones. 

Facilidad:
Para quienes vivimos con nuestra intelectualidad a cuestas, lo más natural es llevar una mochila con al menos un libro, un cuaderno o carpeta y algo para escribir.
No nos cuesta nada meter en el bolso un índice de 30 hojas.
En el caso digital, sucede que para tener acceso al archivo de contraseñas, tengo que estar en una computadora, con el dichoso fichero a la mano, abrirlo en el programa necesario para su tipo y demás avatares de la vida digital.
Y no estoy teniendo en cuenta el tema de la encriptación. Que no es lo mismo leer directamente una escritura que yo solo entiendo, que desencriptar y encriptar un archivo cada vez que necesite usarlo.

Ubicuidad:
-Cielo, me pasas por favor la clave de Netflix?
* Caso índice de papel
  -Por supuesto, dame un segundo.
  Abro mi bolso, saco mi cuaderno, busco detrás de la N y le envío la clave.
* Caso archivo digital
  - Pues tendrás que esperar al menos 20 minutos a que llegue a algún lugar con conexión, porque estoy en el subte.
Dirán que es más ubicuo el teléfono, pero el móvil es un objeto de robo diario. No así el cuaderno.

No sé qué dicen ustedes, pero a mí me sigue pareciendo mejor el cuadernito con índice.
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