============================================ Título: La reliquia Serie: Camino a Orejón Episodio: 1 Estado: Borrador Completo: Sí Incluído en: Pólvar Inicio: 2023-01-19 Última Edición: 2023-01-22 Fecha (Pólvar): 8932-01-19 Sábado ============================================ La reliquia ------------- Veinte familias era lo que podía llamarse una caravana media, y quizás un pueblo pequeño. Todo dependería de cuántos de sus componentes llegaran a destino. Orejón era "tierra per- dida", más allá de las Extremaduras y había que atravesar Espinosa de los Páramos y sus bandidos. Encontrarían allí a gente ruda, que, si se ofendían, podrían resultar extre- madamente crueles, más incluso que los mismos bandidos. Mayor peligro que todo esto, e in- mensamente más que la naturaleza salvaje, lo representaban las enfermedades, especialmente para los niños. La mayoría de los cuerpeci- tos fríos que se enterraban en los recodos del gran sendero habrían descendido a la fosa hirviendo en fiebres. Llovía esa tarde; en las afueras de la ciu- dad de Osuna se había congregado una pequeña multitud para despedir a los expedicionarios. Aguantando estoicamente, la alcaldesa abrevió el discurso, la banda de música tocó una mar- cha para disimular los lloros. Pasara lo que pasara, la inmensa mayoría de los que marcha- ran no volverían a ser vistos. Ni los abue- los jugarían con sus nietos, ni las amigas volverían a bailar juntas. Alguien dijo, "adelante" y la caravana mar- chó a ritmo lento. Eran vacas y mansos los que tiraban de las carretas, caballos y ove- jas seguían detrás: los animales, como las personas debían valer y valerse para todo lo que mandara el porvenir. La despedida así, se hizo interminable, los que se iban a quedar caminaban en silencio junto con los que par- tían o compartían canciones como si áquel fuera un día cualquiera. La abuela Darmen le pidió a su nieto —Pío, enséñame otra vez la reliquia. —¡Claro abuela! —Para Pío la reliquia era su tesoro más preciado, un Solid8000+, ali- mentado por molinete y con salida estándard por altavoz: la pantalla y la alimentación solar hacía mucho tiempo que habían dejado de funcionar y nadie sabía cómo repararlos. Pío se las había apañado para hacerlo funcionar así: estaba todo en el Manual Técnico de Usua- rio avanzado: la salida estándar podía confi- gurarse para que fuera cualquier programa. Fue cuestión de elegir el generador de voz y, así, al escribir c 7×30, Solid respondía 210. Incluso era capaz de editar cosas más compli- cadas, aunque tuvo que hacer algunas modifi- caciones. El modo eco, por ejemplo, hacía que el ordenador leyera la última línea en- trada. Ese modo era el mayor orgullo de Pío, porque, aunque relativamente sencillo, le ha- bía costado un trabajo fenomal, al tener que escribir el programa a ciegas, sin más guía que los centenares de mensaje de error que iba encontrado. Ahora podía comprobar que su código coincidía exactamente con el escri- to en la libreta. Sí, la reliquia les sería muy útil en el camino a Orejón. —¿Sabes, abuela? —Anunció Pío muy orgulloso, —estoy empezando una aventura interactiva, que es un juego de un cuento pero le escribes a la reliquia lo que quieres hacer y la reli- quia te responde con lo que pasa. ¿Quieres jugar? La abuela suspiró. —Ya estoy lejos de casa, me tengo que ir. —Vale… ¡pero mira! El último capítulo del manual explica como hacer un servidor de red de punto a punto. Si lo consigo podremos ha- blar en tiempo presente, solo hace falta un cable, pero también se puede conseguir. —Lo harás. Y con esa expresión de confianza, la abuela, junto con todos aquellos que se iban a quedar, empezó una remolona despedida que acabó en el lloro. 0-<------------------------------------>----|